MÉTODO PARA PERDER EL MIEDO
Róbale una hora al tiempo, sal corriendo de la tienda con esos sesenta minutos debajo del abrigo, con alguien que sea tan capaz como tú de echarse las dudas a la espalda y cogerte de la mano cuando huyas. Drógate con palabras hasta que necesites más cada mañana, hasta que te duela pensar siquiera en que puedan llegar a faltarte. Olvida todas las posibles cicatrices que hayan podido abrirte hasta ahora. Vuelve a creer, y a querer,y a confiar,y a crear, y a escribir, y a emocionarte… Riégalo todo con té helado un viernes en el que un par de líneas ajenas estén dispuestas a salvarte. Jura que no vas a volver a caer mientras te lanzas poco a poco sin saber muy bien a dónde. Espera a que llegue el momento justo, cuando te importe menos el riesgo. Entonces asume consecuencias, convéncete de que puedes. Si no te convences tú mismo, déjate convencer, con promesas de las que no te gustan, esas en las que ahora crees a ciegas. Justo antes de rendirte a lo evidente niégate en rotundo. Pero ten abierta la página de autobuses que te llevará a días que van mucho más allá de cualquier momento que puedas imaginar.
Espera días, contándolos. Con sus horas, minutos y segundos.
Ponte al borde, cierra los ojos, salta.
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