Break Literario


HE COMIDO ESTRELLAS


Ha sido sin darme cuenta. Pensaba que comía chocolate,
como muchos días, pero de repente dentro de mi boca
han empezado a explotar pequeñas chispas.
¿qué raro? ¿qué pasa? No entiendo.

Con la boca muy cerrada, apretando los labios para que no saliera
ni un trocito, intentaba entender que pasaba encima de mi lengua.
Parece crocanti, pero no lo es, está mucho más vivo,
se mueve dentro de mi como una polilla en un bote de cristal,
cuando la atrapa un niño con las manos sucias.
golpea los dientes con toda la fuerza que tiene, que es muy poca.

Ya no me inquieta, me hace gracia.
Juego con ella como cuando hacía que las hormigas me treparan
por la mano y luego no les dejaba volver al suelo.
Es gracioso como lucha, como no se rinde ni se cansa
a pesar de no estar consiguiendo nada.

¡Ya lo entiendo! Es una estrella.
De tanto echarlas de menos se habrán metido en mi boca
y me han dejado masticarlas, para que no me olvide de que están aquí,
aunque la luz de la ciudad no me deje verlas.
Y lo más importante: ellas saben que yo estoy aquí.

Ufffffff... qué experiencia.

¿Y ahora cómo les cuento a estos que me estoy comiendo una estrella?

© Leyendo con los ojos cerrados, AllRightsReserved.

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